martes, 24 de junio de 2014

¡BARCELONA HA SENTIDO LA LLAMADA!


¡No podíamos esperar más! Tras el éxito en Madrid, todos los premios, las increíbles críticas... en Barcelona nos moríamos de ganas de ver La Llamada y el pasado fin de semana por fin hemos podido disfrutar de esta pequeña gran joya, que ha hecho la penúltima parada de su gira española en el Teatre Barts.

Con texto y dirección de los jovencísimos y talentosísimos Javier Ambrossi y Javier Calvo (somos muy fans de estos Javieres y no vamos a dejar de seguirles la pista), La Llamada cuenta la surrealista historia de un campamento de verano de monjas donde una adolescente un poco rebelde pero con buen corazón, recibe la llamada del mismísmo Dios, que se le aparece en forma de señor (tipo "Angel" de Grease) cantándole canciones de Whitney Houston. Por muy inconcebible que parezca, todo ello cobra todo el sentido del mundo cuando lo estás viendo.

El elenco es maravilloso y los personajes que interpretan te conquistan uno a uno. Si la protagonista, la ganadora de un Goya Macarena García, no os había robado ya el corazón en Blancanieves (o Luna, el Misterio de Calenda, o ByB...) 100% seguro que sí lo ha hecho si la habéis visto como María en La Llamada. La energía de esta chica que traspasa la pantalla cuando hace cine o TV se multiplica por 1000 en directo y desprende entusiasmo. Da gusto ver lo bien que se lo pasa. Todas las actrices están geniales: la gran Gracia Olayo (El Efecto Mariposa, Balada Triste de Trompeta...) como Bernarda, la monja "dura" pero que se quiere hacer la moderna del campamento; Anna Castillo (Musical A, Doctor Mateo...) como Susana, la mejor amiga de la protagonista, macarra y pasional... pero Belén Cuesta y el nivel de adorabilidad de su Milagros, la monja "buena" y confidente de las niñas del campamento, es algo que no se puede aguantar. Su encanto es cautivador. El británico Richard Collins-Moore de Dios y sus interpretaciones de Whitney Houston merecerían un artículo aparte.

La Llamada es algo sin precedentes en el teatro de este país, seguramente una idea muy loca que se les ha ido de las manos, pero funciona. Es divertida, tierna, emocionante, algo naive y, aunque parezca contradictorio, irreal y real a la vez. Todo ello, a ritmo de electro latino y Whitney Houston.

Tres funciones con llenazo total han sido más que suficientes para enamorar al público barcelonés y ahora el único problema es que nos hemos quedado con ganas de más...

Pd: La banda en directo lo peta y están muy monos todos con sus mini pantaloncitos verdes.



Paola Marín

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