lunes, 9 de marzo de 2015

DESDE EL FOSO, CON ALFONSO CASADO


Como os estuvimos adelantando hace unos días, en Londres no sólo me dediqué a ver museos y patear la ciudad. También tuve la suerte de poder pasar un ratito con algunos de nuestros expatriados favoritos y, por fin, aquí tenéis la primera parte de lo que nos contaron.

Mi primera parada, como bien sabéis, fue Miss Saigon y allí me encontré con Alfonso Casado, a quien puede que recordéis de otros musicales como Los Miserables, La Bella Y La Bestia, Mamma Mia! y High School Musical (si es que ya hablo como en Los Simpsons...). Alfonso es el director musical de Miss Saigón, así que, un poquito antes de que empezase su jornada laboral estuvimos charlando con él y recorriendo algunos rincones del Prince Edward Theatre. Espero que disfrutéis tanto leyendo nuestra entrevista como yo charlando con él, porque es que Alfonso es un solete de chico!!

(Por cierto, esta entrevista la colgaré también en inglés en otro post separado, porque si lo ponía todo aquí os ibais a pensar que os estaba copiando la biblia!)


BiS: Cuál es la función del director musical?
AC: Básicamente son dos, una es la que haces todos los días, que es dirigir la función. Estás en contacto con el escenario y con la orquesta y tu trabajo es dirigir tanto a los músicos como a los actores en el momento de la función y luego, la otra gran función que quizás es la que ocupa gran parte del tiempo es el mantenimiento del espectáculo, que consiste en ensayar con los actores, sobretodo con todos los actores suplentes (porque aquí por cada personaje hay varios suplentes) para que estén todos bien listos cuando vayan a salir a escena. También se ensaya con los regulares y el elenco para asegurarse de que el nivel del show esté siempre igual. Se dan notas, en los calentamientos lo suelo hacer yo… Y cada cierto tiempo, salgo a ver la función, entonces, con el chico de sonido también trabajamos mucho para asegurarnos que el sonido del espectáculo sea el que debe ser. Se trabaja mucho también con la orquesta a nivel de suplentes, porque en Londres, por ejemplo, cada músico tiene muchos suplentes, entonces hay que hacer un seguimiento de cada suplente para que cuando venga sepa cuál es el estilo del show, cómo lo tocamos, para que le de el rollo que debe ser. Finalmente, trabajar con el fixer, que es el orchestra manager de la orquesta para asegurar también la calidad de la orquesta… En resumen, hay un trabajo que es dirigir la función cada día y luego otro mogollón de trabajo logístico cuya finalidad es que el nivel del espectáculo se mantenga intacto.

BiS: Cómo es tu relación con los músicos?
AC: Muy buena. Me costó un poco adaptarme al principio porque el carácter de la gente de aquí es muy diferente al nuestro y hasta que le pillas un poco cómo van y tal… Pero yo aquí me he sentido muy acogido y he hecho muy buenos amigos que los tengo todavía de Miserables, cuando empecé, y de aquí también. Muchos días libres quedamos para ir a tomar algo y por las noches nos juntamos en un pub gente de muchos musicales nos tomamos algo todos. O sea, que muy buen rollo.

BiS: Qué dificultades tiene la partitura de Miss Saigon?
AC: Básicamente yo diría que la convivencia de tantos estilos. Tiene una dificultad base, porque al ser un musical que está cantado de arriba abajo, desde el punto de vista de la dirección, hay momentos de la obra que tú puedes estructurar en tu cabeza como canciones cerradas y que son más fáciles de estructurar y hay otro mogollón de momentos, de los que en otros musicales son escenas habladas y que aquí son cantadas. Entonces, la música, al ser una música más incidental, es una textura que sirve de fondo para soportar lo que está pasando encima de la escena y muchas veces no tiene una estructura musical, que tenga sentido musical en tu cabeza. Es una estructura argumental, dramática… Entonces, ese cambio de lenguaje tan drástico lo tienes que dar en tu cabeza, tienes que decir “ok” te estoy contando una cosa en un estilo musical y ahora me vengo a contarte otra desde un punto de vista más dramático o teatral que musicalmente no tiene mucho sentido pero que al público le sirve. Ahí es donde está la dificultad más grande para el director.


BiS: Cuáles son los problemas a los que te puedes enfrentar tú en una noche dirigiendo?
AC: Principalmente es la combinación de personas. Como tanto los protagonistas como los músicos varían, tienes que estar completamente alerta porque si tienes un día un batería o un pianista o un trompa o un protagonista que es diferente, sus ritmos son diferentes y sus tempos, su dinámica… Entonces, tú tienes que estar muy alerta para que todo eso luego tenga sentido. No pretender imponer lo que hace el otro, sino que con lo que él hace, tú encontrar la manera.

BiS: Y has tenido algún momento que tú dijeras “tierra trágame”, la he liado?
AC: Yo cruzo los dedos pero de momento no lo he tenido aquí. Un día me acuerdo que hubo un poco de fallo con el helicóptero y de repente tuve que tocar la música de una manera completamente diferente para dar sentido a aquello. Fue como un fallo técnico pero que la alternativa era tirar el telón, así que dijimos: “obviamente no, hacemos aquí algo y lo sacamos”. Con otros musicales sí he tenido, que de repente, por problemas no míos sino técnicos, ves que no puedes hacer nada y lo que te queda es parar la función. Es incómodo con la gente, pero  aquí, en principio, no.

BiS: Tienes alguna manía a la hora de dirigir?
AC: No tengo manías. Eso sí, dirijo de memoria, porque me encuentro mucho más cómodo sin partitura. Es curioso, porque yo cuando tocaba el piano era imposible aprendérmelo de memoria y ahora, al dirigir, los últimos musicales que he hecho los he dirigido siempre de memoria. Desde Mamma Mia! o desde High School Musical ya, al principio era tocando y luego… pero no tengo manías. Sí tengo una pequeña manía y es que cuando me compro gemelos nuevos, si el día que hago la función con los gemelos nuevos hay algo que sale mal no los vuelvo a usar. Tengo como tres gemelos que me funcionan y tengo que, para el 25 aniversario, me compré unos que eran unos helicópteros y esos me los suelo poner los sábados por la noche o un día así que es un poco más especial, que me hace ilusión ponérmelos. Pero no tengo manías, tengo un par de batutas, porque a veces con la emoción alguna vez se me ha escapado alguna y tengo ahí de reserva, pero poco más.

BiS: Y algún ritual pre-función, algo que hagas siempre?
AC: No, ritual pre-función en ese sentido no. Sigo todos los días un orden: a una misma hora me cambio, siempre me suelo tomar un café antes para espabilarme un poco, pero no. En el calentamiento sí hablo con los actores por si hay algún problema que haya que arreglar o lo que sea, pero luego yo no suelo hacer tampoco rondas por el teatro para ver. Porque ya en el calentamiento nos vemos y, a no ser que tenga que hablar con alguien en concreto o con algún suplente… Si hay algún suplente sí que voy y miro con él, paso algún pasaje de la obra para asegurarme que está todo controlado, pero nada más.

BiS: Antes lo has comentado un poco pero, ¿qué diferencia hay entre trabajar aquí y en España?
AC: La mayor diferencia es que aquí se nota que formas parte de una industria que está rodando, ¿sabes?, de una industria musical que está muy establecida y que los mecanismos de funcionamiento están tan armados y tan rodados que hay cosas que no hay ni que preguntar. Mientras que en España, yo he tenido la suerte de trabajar para Stage, que es la más grande y quizás la que más se parezca a lo que se hace aquí, pero si te sales un poco de ahí entiendo que la manera de hacer teatro musical y de operar de algunos productores, actores y directores pues no es lo que se ve aquí. Entonces, en ese sentido es un poco diferente. La rutina aquí de trabajo está mucho más establecida y armada.

BiS: ¿Y con los horarios aquí? Porque nos ha sorprendido mucho que las matinées aquí, realmente, sean por la mañana!
AC: Sí, sí, a las dos y media. Ellos, sin embargo, se sorprenden de que nosotros hagamos funciones a las diez de la noche. No se lo explican. Dicen: ¿quién se mete en un teatro a las diez de la noche para salir a la una de la mañana?
Es cultura. Si te fijas todo se organiza por la comida, porque aquí a las dos y media ellos ya han comido hace una hora y media, nosotros a las diez de la noche acabamos de cenar, o incluso hay gente que cena a la una… Pero es por los horarios de los restaurantes, los horarios de las cocinas… ¡es por eso! Porque el teatro forma parte del entretenimiento, entonces, como parte de la cultura, de la luz, de la temperatura… todo influye y aquí tiene sentido que a las dos y media te vayas al teatro.
Por ejemplo, aquí, a lo mejor, a medio día se han comido un snack a la una para entrar al teatro,  incluso aquí en el teatro se toman un heladito o no sé qué y luego a las cinco y media, cuando salen, cenan (y cenan de verdad). Luego se van a casa, a las diez de la noche se toman un cup of tea de estos y a dormir. Tiene mucho que ver con la comida, curiosamente.

BiS: ¿Qué es lo que más te costó cuando te viniste a vivir aquí?
AC: Lo que más me costó yo creo que fue la falta de luz. No tanto el frío, sino el ver que en invierno a las tres de la tarde era de noche me hizo bastante daño. También la manera de socializar de aquí, que en Londres cuando quieres quedar con alguien tienes que planificarlo con un mes de antelación, o sea, tú no puedes quedar un domingo “oye, vamos a tomar una cervecita!”. Imposible. Porque ya esa persona probablemente tenga planes con otro desde hace un mes, que ha quedado en su casa, que tiene que coger un tren y que si ese fin de semana hay obras en la vía… Es todo así, para quedar con unos amigos tienes que quedar con un mes ¡y tardar dos horas en llegar a su casa! Entonces, esa manera de vivir y de socializar fue un poco complicada…

BiS: ¿Y lo de las persianas no lo llevas mal? Porque yo llevo dos días despertándome a las seis de la mañana…
AC: Ya… Yo, como estoy también acostumbrado a dormir a oscuras me busqué unas cosas que me pongo en la ventana y que no entra absolutamente nada de luz y duermo perfectamente, jeje.

BiS: ¿Qué es lo que más echas de menos de España?
AC: (Pensando) …Supongo que a la gente. Yo echo mucho de menos a mis amigos, echo mucho de menos, pues eso, lo que representa estar en España con los amigos. En lo laboral no echo de menos España. Aunque también te digo, yo cada vez estoy más feliz aquí. La calidad de vida que tengo aquí y mis amigos, mi casa… Además, España está tan cerca que viajo cada dos por tres. Pero es verdad que cuando voy, lo que más echo de menos, y lo que más hago, es quedar con gente, salir a la calle, a tapear, beber, comer… eso sí lo echo mucho de menos.

BiS: Y la comida?
AC: Yo con mis horarios como mucho fuera y, la verdad, es que aquí incluso comiendo fuera te apañas bien. Aquí lo que pasa es que no hay una comida… por supuesto no hay una comida española, esto de las tapas evidentemente no, pero tampoco hay una comida inglesa. Especialmente en el SOHO lo que más hay son japoneses, tailandeses, chinos y comida asiática… Yo tiro mucho de eso, de comida asiática, comida india… de los Prêt à Manger, que son como take aways pero bastante sanotes, en plan de ensalada y eso…

BiS: ¿Tienes algún rincón favorito de Londres?
AC: Tengo muchos. Me gusta mucho Southbank, ir a pasear por allí. Me gusta mucho Fitzrovia, que es un barrio que hay por Marylebone, que es todo esto que va desde Oxford Street hasta Regent’s Park, es un barrio súper chulo de restaurantes y todo esto. Me gusta Russell Square y la parte esta del British Museum, me gusta mucho caminar por ahí. La parte de Angel y Upper Street, Chapel Market, Borough Market… Me encanta el Menier Chocolate Factory cuando hacen cosas allí y puedo ir a verlas, me encanta. Me gusta mucho, también, la parte de Shoreditch y Spitafields Market, que es un mercado súper chulo, y los domingos hacen uno también en Brick Lane, todo de comida, genial. Hay muchos sitios en Londres así para ir… me encanta Covent Garden, lo que pasa es que todo eso es tan turístico que agobia, pero Carnaby Street para ir de compras me encanta. Hay muchos sitios.

BiS: ¿Qué se siente al haberte establecido aquí en Londres, ciudad referente de los musicales en Europa?
AC: Se siente bien, la verdad. Yo me siento ahora como dices, que siento que estoy establecido, que acabo una obra y empiezo otra y tengo ya en proyecto otra… Te  sientes ya parte del negocio y de la industria que te decía antes. Es verdad que hay mucha competencia, hay mucha gente, pero esto también consiste en que tú estés alerta y estés queriendo superarte. Yo, desde que he llegado, he aprendido muchísimo también de actores, de directores, de compañeros, de productores… de todos se aprende muchísimo y yo lo que intento es eso, aprender de todos como funciona e intentar estar superándome. A mi es una cosa que me apasiona bastante, el teatro y mi trabajo. Es muy, muy satisfactorio.

BiS: ¿Qué es lo que más ilusión te ha hecho de todos los acontecimientos que has vivido durante tu tiempo en Londres?
AC: El 25 aniversario de Miss Saigon, sin ninguna duda. Fue el día más especial, profesionalmente, de mi vida. Con Lea Salonga, con Jonathan Price, con todos… Lo que montamos aquí, ensayándolo… La reacción del público, la fiesta que hicimos después… Fue mejor que el opening night, para mi. El estreno fue muy especial, fue increíble, además luego Cameron [Mackintosh] nos llevó ahí a un sitio con fuegos artificiales y fue increíble. O sea, fue muy bien, pero la emoción del público de aquel día, del 25 aniversario, eso es algo que yo no he vivido en mi vida. Ese momento cuando Lea Salonga salió a escena, que en youtube lo han recortado y estuvo cinco minutos, cinco minutos, que yo no sabía ya que hacer y el público a oscuras, ella con un cenital (foco perpendicular), que tenía que empezar a cantar… Empezaba a cantar a capella y no podía, hasta que tuvo que gesticular y mandar a callar al público para poder empezar a cantar, eso fue increíble. Eso fue muy bonito.

BiS: El show ha ganado 9 WhatsOnStage Awards. ¿Qué es lo que más atrae de este espectáculo al público.
AC: Yo digo que, igual que con Los Miserables, lo que yo creo que más atrae al público es lo que siente cuando viene a ver esto. Es una historia súper pasional, con una música increíble y con una historia que conecta con todo el mundo, igual que Los Miserables. Encima, la puesta en escena ahora es tan impresionante y el teatro es tan guay, que la gente sale encantada, ¿sabes?. Es una experiencia de teatro inolvidable para todos y eso es lo que hace que la gente vuelva y vuelva y lo recomiende y le encante. Porque salen emocionados.

BiS: ¿Tenéis mucha gente de la que repite 15, 20 veces?
AC: Sí, sí. Muchísima. Y que nos esperan cada doblete ahí solo para saludarnos y que nos conocen a todos. Te siguen por instagram, por twitter y saben donde has estado, quien es tu primo y te lo cuentan… A ellos les apasiona eso y lo viven así, y nosotros en cierto modo nos debemos también a ese público, o sea que, mientras que no se pase a una barrera demasiado personal, está todo bien.

BiS: ¿Cuál es tu canción favorita de este show?
AC: De las que más disfruto dirigiendo es Movie In My Mind. Me encanta esa canción.

BiS: ¿Y solo para escucharla?
AC: I’ll give my life for you es muy bonita también, el solo de Kim.

BiS: ¿Planes de futuro? ¿Volverás a España?
AC: Volveré a España momentáneamente, porque voy a hacer unos conciertos que todavía no están anunciados… En  principio tenemos un proyecto muy bonito que vamos a hacer en Barcelona para Navidad. Volveré a España en verano a montar Los Miserables de nuevo, que voy como supervisor, y luego tengo también planes aquí en Londres para el otoño también, que me cambio de musical. Tampoco está confirmado pero, en principio, voy a hacer otro musical grande aquí. No me apetece dejar Miss Saigon, porque estoy muy contento, pero me han ofrecido esto y es una oportunidad y, en principio, vamos a hacerlo.


M.

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