miércoles, 4 de marzo de 2015

The Heat Was On In SAIGON!! Y en el West End!


Hello dearies!! Ay! que se me va! Si es que esto es como lo de mirar a ambos lados varias veces antes de cruzar una calle, se te acaba pegando. Ya estoy de vuelta de las tierras del té con pastas, el fish&chips y Su Majestad. Han sido 10 días fantásticos en los que, como sabéis los que nos seguís también en twitter, además de recorrer Londres de arriba a abajo y de izquierda a derecha, he aprovechado para ponerme al día con algunos musicales del West End que llevaban ya demasiado tiempo sonando en mis auriculares sin que los hubiera visto en directo.

El primero de la semana fue MISS SAIGON. Y es que nadie puede negar que este es su año: después de aterrizar de nuevo en Londres tras años de ausencia, celebrar su cuarto de siglo de historia y arrasar en los premios WhatsOnStage, está claro que éste es el musical de moda en Londres... así que era el número 1 de nuestra lista. He de reconocer que no estaba demasiado familiarizada con el argumento ni con la música, cosa que no me suele ocurrir demasiado a menudo pero que, en este caso no quise remediar antes de entrar a verlo. Sólo conocía dos canciones y quería que el resto me sorprendiera... Desde el primer minuto me sentí cautivada por la música, el toque oriental, el ambiente de decadencia y depravación de los bajos fondos de Saigón. Entre los actores hay que destacar la interpretación de Jon Jon Briones, que se mete al público completamente en el bolsillo como The Engineer, y la voz de Eva Noblezada, la joven americana brilla como Kim, con una voz que no tiene nada que envidiar a la de Lea Salonga. Realmente, todos los actores muestran un nivel increíble: Alistair Brammer, Tamsin Carroll, Hugh Maynard... Es muy difícil encontrar una producción en la que todos los actores presenten un nivel tan alto, sin que ninguno se quede por debajo, y esta lo tiene.


En cuanto a la historia, para los que no sepáis muy bien de que trata, es un drama basado en hechos reales no demasiado lejanos: el paso del ejército americano por Vietnam. Esta guerra, tan conocida y reproducida en múltiples películas no sólo dejó destrucción de la zona y el concepto del síndrome de estrés post-traumático entre los veteranos americanos, sino que además dejó miles de niños mestizos, rechazados por la sociedad por ser hijos de soldados americanos con nativas. Conocidos como bụi đời o polvo de la vida en este musical, el término oficial es Amerasian, y presentan uno de los momentos más desgarradores del musical, en la canción brillantemente interpretada por Hugh Maynard. Otro de los momentazos del musical es el aterrizaje del helicóptero, que deja boquiabierto (y un poco despeinado) al público... incluso sabiendo qué va a suceder impresiona.

Tras el musical, nos quedamos a despedirnos de Alfonso Casado, el director musical de Miss Saigon, a quien había estado entrevistando antes del musical (entrevista que espero podáis leer dentro de poco). El fenómeno de las Stage Doors o esperar a los actores para pedirles fotos o autógrafos al final del musical es un mundo en cada país y en cada teatro, pero tengo que reconocer que nunca había vivido en primera persona nada parecido... supongo que aquí también se juntaron dos factores clave: "nuevo musical con el reparto original" y "asiáticos". Habían unos 10 adolescentes asiáticos pidiendo fotos a cualquiera que saliera por aquella puerta, literalmente, y dando saltitos de emoción cuando era uno de los principales. Todo un espectáculo en si mismo. No lo critico. Ver a gente que lo vive tanto debe ser un subidón tremendo para los actores, así que... bravo por ellos!

Como véis, fue un buen comienzo para una fantástica semana, así que estad atentos al blog en los próximos días, os esperan entrevistas, The Book of Mormon, Matilda, Phantom of the Opera... Hasta entonces!!

M.




1 comentario:

  1. Miss Saigon es, para mi, uno de los mejores musicales que se encuentran ahora en Londres. Es espectacular, esta producción me dejó sin palabras. Fue toda una experiencia! No veo la hora de volver a ir. Me enamoré del espectáculo por completo.

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