jueves, 21 de agosto de 2014

EL EUNUCO, DE TERENCIO... PORQUE NO TODO ES LO QUE PARECE

...NI TODOS LOS FESTIVALES DE VERANO TIENEN QUE INCLUIR MÚSICA, PLAYA Y ALCOHOL, NI TODOS LAS OBRAS CLÁSICAS SON SERIAS Y ABURRIDAS.


Anoche tuve el placer de ver en el Teatro Romano de Sagunto, como parte del festival anual Sagunt A Escena, el "musical" EL EUNUCO, DE TERENCIO

Bueno, el placer... porque la obra fue fantástica y los actores lo bordaron... que sino... aún no he acabado de recuperar el entumecimiento de lumbares para abajo de lo incómodos que pueden llegar a ser esos asientos. Ya podrían haber elegido unos asientos con un respaldo un poquito más alto cuando decidieron destroz... quiero decir, reformar las ruinas del teatro. Que yo entiendo que para poder utilizar las ruinas como teatro había que hacer una gran reforma y que, gracias a la "inmensa sabiduría" de los ciudadanos del entonces Saguntum, que decidieron arrasar su ciudad y arrojarse a las llamas antes que entregarse a las tropas de Anibal (según cuenta la leyenda), no quedaban tantos restos como para dar muchas opciones, pero... ¿¿de verdad tenían que hacerlo tan feo?? En fin, lo dejaré estar que ahí da para otro post... ;)

La obra en sí, yo no sé si la clasificaría como un musical propiamente dicho, ya que era más bien texto con unas cuantas canciones dejadas caer en medio. Sin embargo, no quedaba del todo forzado, ya que pese a ser un texto clásico, tenía un enfoque moderno. Era tremendamente curioso oír a Anabel Alonso, como la cortesana Thais, jurar por el dios Apolo vestida con un vestido de satén rojo con encaje negro. Un resultado en conjunto muy original, que jugaba con un gran cubo a modo de única escenografía que los actores iban moviendo para adaptar a los diferentes escenarios. Todo esto chocaba con el único que realmente iba vestido acorde con la época que era El Eunuco, Alejo Sauras. Bueno, vestido, vestido... todo lo vestido que pueda ir un eunuco... ¡vamos! que se pasó gran parte de la obra enseñándonos los abdominales, para alegría de todas las féminas que llenábamos hasta la bandera el recinto.